"Siempre me sentí fuera del tiesto, observaba la vida a mi alrededor y había algo que no me encajaba, introvertida, introspectiva, sentí la soledad mucho antes de que entendiera lo que esa palabra es...
Seguí los pasos que había que seguir. Hice una carrera que tendría que valerme para el resto de mi vida... y me fui a una isla, Formentera, a encontrarme a mí misma. Trabajé en los mejores horarios que uno puede tener, disfruté cada momento; los silencios, la contemplación del infinito, las puestas de sol, el aislamiento, las almas genuinas en abrazos con corazón. Y la vida de pronto cuadro y tuvo sentido...
A partir de ese momento, mis ansías por saber y entender lo que sentía, intentar ponerle palabras a lo que no se ve, pero se siente, me llevaron a formarme en distintas ramas de la naturopatía...
La reflexología, algo que me fascinó de pequeña pero no estaba como opción en el programa de carreras a estudiar, fue mi primera inmersión en las terapias... Quedé fascinada.
Seguí haciendo cursos, leyendo mil libros, yendo a conferencias, a talleres, mientras alrededor me decían que había cambiado. Sí, por fin, había cambiado. Muchas corazas tuve que ponerme en su
día para poder proteger ese cambio de las imposiciones sociales, muchas recaídas a lo que "antes era" o "se esperaba de mí". Alejarme del gentío, acercarme con sigilo,... perderme,
reconectar,...
Y me convertí en guerrera, y di a luz a un ser maravilloso. Y mi vida cambió más si cabe, mis instintos afloraron, mis ansías de buscar otra forma de hacer las cosas se trasladaron a la
maternidad. Leí, leo y leeré hasta que me cansé sobre el tema. Entendí lo que era absolutamente el amor incondicional, sin medidas ni reservas. Fui esa mamífera pendiente de las necesidades de un
ser indefenso que requiere atención 24 horas... casi 8 años más tarde de formarme como madre y cuidadora, otro ser excepcional se suma a nuestra familia, Y con él, un mundo se abre también en lo
profesional.
Desde entonces muchas experiencias, pérdidas, encuentros, reencuentros, renacimientos constantes y mucha, mucha apertura de la mente y del alma. Aprendiendo a comer mejor, a consumir mejor, a cuidar más de todo y todos los que nos rodean, a entender las emociones y lo que éstas se reflejan en el cuerpo, a indagar en aquello que sentimos y no sabemos de dónde viene...
Y aquí estoy hoy, siguiendo mi camino, pero sintiendo que cada vez estoy más cerca de mi centro, más conectada a ese alma que no nos dijeron que existía dentro de nosotros y era el motor que
alimentar en nuestra vida.
Tengo ganas de compartir, tengo ganas de ayudar, tengo ganas de crecer, ganas de dejar que la vida fluya y me sorprenda, ganas de andar nuevos caminos reconociéndome en cada persona que se cruce
en mi camino. Viendo más allá, contemplando el aquí y ahora.
Gracias. Gracias vida, gracias Universo, por permitirme el regalo de comprender la importancia de existir"
Noelia G. Iborra
Experiencia:
Otras formaciones que han ampliado mi capacidad de sensibilización: